No todos los ruidos extraños que se escuchan por la noche son monstruos. Bien lo sabe, Saylor Class, una niña de tres años que vivía junto a su familia en una antigua casa en Carolina del Norte, Estados Unidos. La menor insistía que tras las paredes podía escuchar “monstruos”, pero sus padres lo relacionaron a que recientemente había visionado la película “Monster Inc.”.
“Decía que oía monstruos en la pared de su habitación, pero habíamos estado viendo (la película) Monster’s Inc”, explicó su madre a la revista People. Como la pequeña aún no hablaba bien, sus padres no lograron comprenderla, “así que cuando intentó explicarlo, pensamos que quería decir que había monstruos en su armario”.
Ante la desesperación de su hija, los padres intentaron de todo para calmar su temor. “Le dijimos: ‘No hay nadie en ese clóset’. Hicimos bromas sobre luchar contra el monstruo”, agregó la mamá. De hecho, le dieron herramientas para espantarlos: “una botella con atomizador llena de agua que era su spray para monstruos y para que pudiera espantarlos”.
Sin embargo, con el pasar de las noches, la pequeña comenzó a experimentar terrores nocturnos. “Estaba enloquecida. Tenía que quedarse en nuestra habitación y seguía diciendo que había monstruos”, aseguró Ashley, la madre.
Días después, los padres comenzaron a notar la presencia de abejas en la casa, por lo que decidieron contratar un servicio de control de plagas. La compañía le aseguró a la familia “que probablemente solo buscaban un lugar donde quedarse”. Por ello, contactaron con un apicultor para que sacara a los insectos, puesto que se encuentran en peligro de extinción. El profesional se ayudo de una cámara térmica y lo que encontró fue como salido de una película de terror.
Una enorme colmena se situaba detrás de la pared de la habitación. Con un martillo golpeó el muro, desatando el pánico. “Salieron como en una película de terror. Había corrientes de abejas y la pared rezumaba miel. Pero parecía sangre porque estaba muy, muy oscura, corriendo por las paredes rosadas de mi hija. Parecía realmente extraño”, expresó Ashley.
“Solo 50.000 abejas pululaban como locas en el dormitorio de mi hija. Era una pesadilla. Dejaban caer miel por todos lados, sobre todas sus cosas”, acotó.
Durante la primera jornada de trabajo, el apicultor logró sacar 20.000 insectos y un trozo de panal de 45 kilogramos. “Cerramos la habitación y regresó al día siguiente. Sacó otras 20.000 abejas. Ahora el agujero en la pared está cubierto de plástico y todavía siguen entrando abejas. Creemos que ahora hay otras 20.000 abejas, así que “regresará, anticipando sacar otras 20.000”, detalló la madre.
El apicultor estimó que las abejas habrían trabajado unos “ocho meses”.
“Si esto hubiera durado más, porque la casa tiene 100 años y las paredes son de yeso, con el tiempo se habrían agrietado y miles de abejas podrían haber entrado en la habitación de mi hija. Escuchar eso fue un nuevo terror para mí”, relató Ashley.
Las buenas noticias vinieron de parte del profesional, quien logró encontrar a la reina y “pudo trasladar (a las abejas supervivientes) a un santuario de abejas”. La familia, por su parte, indicó que los costos de reparación de los daños ascienden a 20.000 dólares (unos 20 millones de pesos).
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